Una de las fantasías que siempre había querido hacer realidad este joven yankee, era la de follarse a un par de latinas culonas como estas dos hermosas cubanas. Cuando las conoció estando en la playa, parece que hicieron buenas migas y no dudaron en acompañarle hasta su casa. Una vez allí no perdieron el tiempo y las dos zorras terminaron poniéndole sus nalgas encima de la cara. El hombre estaba en el séptimo cielo y por supuesto no desaprovechó la oportunidad para darles al sexo a las dos hasta acabar exhausto.